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La Ermita
del Calvario de Bornos, un importante edificio del siglo XVII de esta villa, se
encuentra en pésimo estado de conservación, especialmente su cubierta. Se hace
necesaria una actuación urgente, puesto que caso contrario podría entrar en
peligro de derrumbe.
En el último
pleno municipal, el Partido Popular de Bornos ha solicitado al Ayuntamiento que
suscriba un convenio con el obispado de la Diócesis Jerez Asidonia, al objeto
de propiciar la aplicación de fondos públicos para evitar la desaparición de
tan emblemático edificio histórico.
Durante el
gobierno del PP en el municipio, el Ayuntamiento solicitó en varias ocasiones
una Escuela Taller para proceder a su restauración, “pero el gobierno
socialista rechazó tales peticiones“.
“Gracias a
la colaboración y aportaciones de los vecinos de la localidad se ha podido
recaudar una cantidad inicial, pero insuficiente para acometer las obras, por
lo que resulta imprescindible que desde el Ayuntamiento se tomen iniciativas
destinadas a tal fin”.
El PP de
Bornos recuerda que en localidad ya se han perdido importantes edificios
históricos como la ermita de la Veracruz o la ermita de la Caridad, “por lo que
estamos obligados a evitar la desaparición de otro de los elementos arquitectónicos
más significativos de la localidad”.
La Ermita
del Calvario, según el Padre Fray Pedro Mariscal, la hicieron los propios
vecinos de Bornos con sus limosnas. En 1670 labraron en ella una capillita y en
1696, se recogió en el albergue que está adjunto un ermitaño, que llamaban el
Hermano Mendoza, natural de Córdoba. Éste, con las limosnas que solicitó de los
vecinos, añadió otro cuarto a la capillita, en cuadro y a modo de media
naranja, ayudándole mucho el monasterio de San Jerónimo, con el sustento para
sí y mucho material para la obra. A pesar de esta afirmación del Padre
Mariscal, lo cierto es que quienes se ocuparon constantemente de las
necesidades del Hermano Mendoza fueron los franciscanos del Convento de San
Bernardino de Siena. Tan es así, que realizaron un Vía Crucis, imitando al que
había instituido D. Fadrique Enríquez de Ribera desde el Monasterio de los
Jerónimos, partiendo de la puerta de su Convento hasta la Ermita del Calvario y
que se frecuentaba mucho los viernes, especialmente los de Cuaresma. Aún se
conservan algunas cruces y capillas que indicaban las estaciones de la Vía
Sacra. Destaca en su construcción su fachada triangular, que ofrece una bella
hornacina, rematada con una espadaña típicamente barroca.
Hoy día los
cultos religiosos se encuentran limitados por el estado de peligro, y de la
misma parte en penitencia la popular Hermandad del Santo Entierro, que acompaña
a los pasos de Las Magdalenas, la Urna y Nuestra Señora de la Soledad.